sábado, 27 de febrero de 2010

Palacio de Cortéz, en Cuernavaca!

El primer interés que se despierta al llegar a visitar este museo, es el reconocer su profundo valor histórico, pues es el edificio civil más antiguo conservado en el territorio nacional. En sus más de 450 años de existencia, el inmueble ha tenido obvias transformaciones y a servido a variados destinos, pues en su primera etapa virreinal fue residencia del conquistador Hernán Cortés y su esposa Juana Zúñiga, quien diera a luz en este lugar al hijo del capitán extremeño de nombre Martín, personaje que años más tarde fue acusado de conspirar contra el rey.


Entre los usos que se le han dado a la casona a lo largo de su historia, sabemos que de 1747 a 1821, sirvió como cárcel y en ella fue alojado, en calidad de reo, don José María Morelos y Pavón; en 1855, fue sede del gobierno provisional de la República de don Juan Álvarez en contra de Santa Anna; entre 1864 y 1866 fue acondicionado como despacho oficial del archiduque Maximiliano, debido a sus frecuentes visitas a Cuernavaca; finalmente, restaurada la República en 1872 el edificio albergó al gobierno del recién electo estado de Morelos, función que desempeñó hasta que fue convertido en el museo actual.


La muestra museográfica se integra a través de 19 salas en las que se presenta una excelente colección de objetos y piezas en su mayoría referentes a la historia general del estado. Así se podrán encontrar espacios tan interesantes como la del poblamiento de América, la dedicada a Mesoamérica, dos más en las que se tratan aspectos cronológicos de los períodos Preclásico y Postclásico; una especial en la que se exhiben objetos relacionados con Xochicalco; salas de escritura pictográfica y migraciones; los tlahuicas, antiguos pobladores de la región; la influencia militar mexica y su conquista sobre el territorio; la llegada de los españoles y la conquista, con las aportaciones que el viejo mundo dio a las tierras mexicanas y un espacio destinado a la historia del Marquesado. Posteriormente se abordan temas referentes al comercio de la Nueva España con el Oriente y una breve visión del siglo XIX, para concluir con una semblanza de los hechos más sobresalientes en el estado durante el Porfiriato y el movimiento revolucionario.



El recinto cuenta además con una serie de murales realizados en la terraza del segundo nivel por Diego Rivera hacia 1930. En ellos el artista guanajuatense plasmó escenas relativas a la historia del estado. Ocho años más tarde, Salvador Tarajona decoró el Salón del Congreso.

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